6.9.09

Notas de Invierno

Ya no hay espacio para mí en casa.


Desde mi lugar, observo a mi familia y llego rápidamente a la conclusión: ya no me necesitan. No se cuando empezó a suceder, no se si fue mi culpa, si paso rápido o fue un proceso de años.
Mi primer impulso es escribir, acá y en el buscador de google, en búsqueda de alquileres baratos, bonitos y a mi alcance. Dejo de buscar. Es imposible si no genero dinero ni para comprarme la almohada.
Es así que comienzo a pensar sobre las increibles y sobre todo expeditas maneras de conseguir dinero. Las enumero pero tan sólo llego a cubrir algunos dedos de mi mano izquierda: Quini 6. No, nunca tuve suerte con los números. Herencia. No, necesito dos prerrequisitos de los cuales carezco: familiares con güita y poca salud. Robo. No, el único caso que mi moral acepta es el de Robin Hood, pero como tal es una excepcìón y claramente mi necesidad de dinero no es excusable por el bien del pueblo.
Me faltan el anular y el menique... no les encuentro nómina.
Triste, vuelvo a mi realidad, observo a mi familia y llego rápidamente a la conclusión: ya no me necesitan pero quién dice que por repetición (uds. me necesitan, me necesitan, me necesitan) lo terminen creyendo.